Remedios Varo: Nota Biográfica
¿Como se forma la personalidad y, más aún, la de un artista?
Debe de existir alguna predestinación sin la cual no se podría explicar tamaño resultado.
Remedios, con los hermosos rasgos de su cara, su imponente melena de fuego con reflejos de cobre, su costumbre española de gesticular en forma muy elocuente con sus manos tan finas, su manera de retorcerse un mostacho imaginario cuando hacía bromas, su conversación fascinante e inteligentísima que sabía hacer caso omiso de la esterilidad racional, su capacidad de observación, su gran amor para toda la creación que nos rodea, una cierta coquetería femenina, su ser accesible a los inevitables homenajes del otro sexo (lo que quizá la predispuso a fungir como femme enfant y musa, figuras tan idolatradas en los círculos surrealistas), su amplitud de criterio y su generosidad, que la hicieron mantener sus amistades fielmente hasta el final de su vida, a pesar de algunos desengaños, su enorme curiosidad hacia todos los aspectos de la vida y la ciencia.
Y cómo a pesar de todo esto se pudo consumir en dudas, en terribles angustias, e intuiciones de otras dimensiones, de otras vidas cuya exploración nos está vedada y que la llevaron a un misticismo que se refleja en su obra madura y que, al final de su vida, se estaba cristalizando más, sin poder llegar a una claridad total, sin poder excluir, al mismo tiempo, aquel alud de dudas que la asaltaban.
Así me pareció la persona de Remedios, que me era imposible de captar aquilatar en su totalidad.
– WALTER GRUEN