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    La ciencia inútil

    La ciencia inútil

    En La ciencia inútil o el alquimista (llamada originariamente El laberinto mecánico) vemos a una mujer sentada ante una alambique alquímico suspendido sobre un fuego y sujeto a una compleja variedad de aparatos y poleas, campanas y banderas. El aparato parece ideado para recoger el agua de la lluvia, destilada y luego embotellarla. Sin embargo, el complicado diseño de este «laberinto mecánico» contrasta absurdamente con la simplicidad de su producto final que cae, gota a gota, en una serie de frascos verdes. El hecho de que todo este complejo artilugio no lo impulse más que una sola rueda a polea que se maneja a mano refuerza aún más esta incongruencia.

    Cat.122-Ciencia-Inútil-o-El-Alquimista-1955                                             Ciencia inútil o el alquimista, Dibujo Previo 1955/ Lápiz- Papel Mantequilla

     

    La joven que da vueltas a la rueda se abriga, cubriéndose despreocupadamente los hombros, con una parte del suelo a cuadros como si fuera una echarpe. Con un verdadero alarde de recursos pictóricos, Varo transforma los baldosines blancos y negros del suelo, planos y duros, en los suaves pliegues de la capa a cuadros. También se vale de los efectos más imprecisos y casuales de la pintura emborronada y soplada para representar un cielo, ricamente recubierto de nubes de lluvia, suaves y doradas, que contrasta con las líneas resueltas y de trazo firme del aparato y del suelo.

     

    Cat.122-Ciencia-Inútil-1955

    Ciencia Inútil o el alquimista – 1955

     

    Al llamar a esta obra la ciencia inútil o el alquimista, la pintura se está burlando de las pretensiones de la ciencia mientras señala el error que supone el considerar la alquimia como una ociosa manipulación de aparatos. No obstante hay un esmero y una belleza en la ejecución de este cuadro, y el tono general tiene tanta dignidad que nos hace pensar que se trata de algo más serio que de una alegre burla. La alquimia había fascinado a Varo desde la infancia tanto en su sentido literal, es decir del proceso experimental de laboratorio (o sea, la transformación de los metales básicos en oro), como en el de proceso metafórico de transformación psíquica. Sabía que el uso excesivo de aparatos, a lo Rube Goldberg, tenía muy poco que ver con la verdadera alquimia y que el considerar ese proceso místico sencillamente como una manipulación mecánica era confundir su significado espiritual. La esencia de la alquimia está representada aquí, no solamente en el agua de lluvia que la mujer destila sino que también está simbolizada en el suelo rígido que se convierten una tela flexible con la que se cubre y que puede interpretarse como una metáfora del proceso interno de transformación.

     

    Esta obra es parte de la colección Isabel Gruen Varsoviano que se esta presentando en estos momento en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México hasta Febrero de 2017